Comunidad de Vivarium en Valencia

Nuestra historia

Cuando Vivarium abrió sus puertas en 2021, nos propusimos construir la comunidad que siempre habíamos anhelado pero que no podíamos encontrar en ningún otro sitio.

Una comunidad en la que personas de todos los lugares del mundo pudieran reunirse para conectar, apoyarse en su camino y aprender juntas.

Creíamos -y seguimos creyendo- que es posible vivir y trabajar de otra manera. Una forma más equilibrada, conectada e intencional.

Vivario Coliving Host

Los comienzos de Vivarium

En 2021, justo cuando empezábamos a dejar covid y tras meses trabajando aislados en casa, dejamos nuestro trabajo y nos trajimos toda nuestra experiencia trabajando a distancia para una startup, desde una comunidad rural del norte de España a Valencia.

Empezamos con un pequeño prototipo: una casa de 8 habitaciones que reformamos con nuestros ahorros. Invitamos a amigos que también trabajaban a distancia, con las mismas ganas (y quizás la misma dosis de locura) de dejarlo todo y vivir juntos durante una temporada.

Nuestro objetivo era sencillo: crear un lugar donde vivir una vida más plena, inspiradora y creativa. Un lugar donde aprender a convivir y cultivar una vida bien vivida.

La gente detrás de Vivarium Coliving

Durante los dos primeros años, Vivarium funcionó a pequeña escala, acogiendo a más de 80 personas increíbles de todos los rincones del mundo que ayudaron a sentar las bases de lo que la comunidad es hoy.

Desde entonces, la comunidad ha crecido, hemos añadido nuevos espacios y nuestro enfoque ha madurado. En la actualidad, Vivarium acoge a 24 personas de distintos backgrounds que buscan vivir y trabajar en un entorno creativo y de apoyo mutuo. 

Aunque hemos evolucionado desde nuestros inicios, nuestro objetivo sigue siendo crear un lugar donde las personas puedas conectar, compartir y crecer juntas mientras disfrutan de nuestra increíble ciudad.

Hemos hecho muchos cambios en el camino, pero nos esforzamos por mantener el espíritu que nos llevó a iniciar esta aventura.

Conoce al equipo

  • Soy una auténtica entusiasta del café (pregúntame por qué), y no puedo evitar saltar de emoción cuando consigo un buen aguacate. Me apasionan las compras de segunda mano y vintage, y aunque sueño con salir al mundo en tacones todos los días, suelo acabar en Adidas. Soy ecuatoriana, de Esmeraldas, y aunque era de las más calladas en clase, era porque prefería observar y escuchar antes que hablar (¡aunque ahora pensarás lo contrario cuando me conozcas!).

    Cuando acabé los estudios, no sabía qué camino tomar: todo parecía posible. Supongo que puedo agradecérselo a mi madre; ella fue quien me enseñó que podía crear la vida que quisiera. Por ejemplo, podía ser analítica en algunas áreas y ser creativa en otras, o ser profundamente intelectual y disfrutar de momentos en los que no necesitaba utilizar mis neuronas. Se trata de aprender a vivir con las contradicciones que nos hacen a todos un poco únicos y complejos.

    Esta complejidad, y mi curiosidad por observarla y comprenderla, me han llevado a aceptar las oportunidades de la vida con apertura, flexibilidad y asombro. Ahora que trabajo en Vivarium y en el ámbito de la creación de comunidades, he llegado a apreciar aún más el equilibrio entre sensibilidad y resiliencia que se requiere para quienes encontramos motivación en contribuir a proyectos de impacto, construir comunidades con propósito y facilitar conexiones significativas.

    Navegar por un entorno en el que culturas, costumbres y realidades se entrecruzan constantemente no es sólo para valientes, sino también para los más optimistas. Y si has llegado hasta aquí, es señal de que eres uno de los nuestros. Así que adelante, ¡bienvenido!

  • Siempre me ha parecido increíblemente difícil encajarme en una sola etiqueta, una que realmente abrace todas las cosas que me apasionan y siento curiosidad por explorar.

    Quizá la mejor forma de presentarme sea como alguien con muchas preguntas, a quien le encanta buscar respuestas y no tiene (demasiado) miedo a equivocarse.

    Las preguntas me llevaron a viajar durante cierta etapa de mi vida y, a través de esas experiencias, descubrí el poder de la comunidad y encontré algo que me apasionaba lo suficiente como para dedicar mi vida a ello: facilitar el cambio.

    Una de las etiquetas que he adoptado es la de emprendedor. Impulsado por el deseo de resolver los problemas que se me plantean, he fundado dos empresas, la más reciente de las cuales es Vivarium. Es el proyecto en el que he invertido más tiempo y energía, y es increíblemente gratificante ver cómo ha florecido y madurado hasta convertirse en lo que es hoy.

    Otra etiqueta que utilizo es la de consultor y diseñador estratégico en el campo del cambio organizativo, que es donde centro actualmente la mayor parte de mis esfuerzos. Estoy convencido de que para cambiar la sociedad, primero debemos cambiar las empresas, y estoy (un poco) obsesionado con ayudar a mis clientes a conseguirlo.

    Sin embargo, la etiqueta por la que realmente me gustaría que me recordaran es la de alguien que aspira a ser un poco más sabio y un poco mejor persona cada día. ¿O quizá como cocinero aficionado? ¿Un entusiasta de la filosofía? ¿Un pésimo esquiador y kitesurfista? ¿O quizás un artista frustrado?

Nuestro Manifiesto.